El decimo elefante: Un relato (VII)

Federico rueda ha lanzado esa pregunta al aire ,como quien no quiere la cosa,y ha dejado en su rostro una sonrisa de colegial travieso pero inocente que no contribuye en absoluto a tranquilizar a una Paula Senis a la cual la pregunta ya había dejado descolocada
Paula Senis no sabe como interpretar las palabras de su omnipotente jefe,o mejor dicho:si sabe como interpretarlas pero se niega a hacerlo.¿sera posible que Don Federico le este haciendo es tipo de insinuaciones?y si ese fuera el caso¿porque precisamente a ella cuando el puede elegir entre otras muchas secretarias de la oficina mucho mas monas y por supuesto mucho mas jóvenes?
Mientras esta rumiando esos pensamientos Paula Senis no puede evitar sonrojarse hasta mas allá de la coronilla,hecho este que no pasa inadvertido a un carroñero de la magnitud de Federico Rueda.
Después de muchas vacilaciones Paula Senis se atreve a balbucear que ella estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por la empresa y sobre todo por no perder su puesto de trabajo,única sustento de su familia.
Federico Rueda le pide entonces que le de algún ejemplo de hasta donde estaría exactamente dispuesta a llegar
Para Paula Senis ya no hay duda acerca de lo que su jefe pretende insinuar.Sabe que para ella ya no hay mas salidas,sabe que a su edad va a resultar muy difícil encontrar un nuevo puesto de trabajo,sabe que lo que va a hacer nunca se lo podrá perdonar en lo que le queda de vida y aunque siente repugnancia de si misma al hacerlo empieza a desabrocharse la blusa
Era el momento que Federico rueda estaba esperando anhelante desde hacia minutos,su momento de triunfo,de poder absoluto.
Paula Senis acaba de deshacerse de su misera blusa,comprada sin duda en zara,y deja al descubierto un sujetador barato,tremendamente antiestético y que sin duda ya no es suficiente para evitar la caída en picado de unos senos que posiblemente ni en su mejor momento vivieron un buen momento
Federico Rueda ya no espera mas,mirándola con un gesto de asco indescriptible le acusa de ser una furcia barata.Con una perfecta imitacion de justa indignación le hace ver que el no necesita solicitar favores sexuales de un modo tan miserable y apuntilla que en el caso de hacerlo ella hubiera sido la ultima trabajadora de la empresa a la que se hubiera dirigido puesto que dispone de presas mucho mas suculentas y por supuesto mucho mas jóvenes
Federico Rueda arroja la sudada blusa de Paula Senis hacia el rostro de esta,un rostro desencajado,inundado de lágrimas, y le pide que abandone de inmediato el despacho
Paula Senis se dirige hacia la puerta humillada,aplastada,vencida,su derrota es total,es un guiñapo humano.Federico rueda ha conseguido su objetivo:reducir un ser humano a un simple pedazo de mierda.Pero aun falta el ultimo clavo en su ataúd.
Federico rueda vuelve a llamar a Paula Senis justo cuando esta ya esta abriendo la puerta del despacho y cuando esta se gira con un hilo de esperanza en la cara,esperando una explicacion que de sentido a lo que acaba de ocurrir,Federico Rueda se lo corta abruptamente indicándole que esta despedida



CONTINUARA